Artículo publicado hoy martes, 13/01/2015, en el diario La Provincia/DLP
DE TODO UN POCO
Donina Romero
LA FE EN DIOS NO ES UN DON
CONCEDIDO SÓLO A UNOS POCOS
Al menos eso creo. Porque, vamos a ver. Todos los seres humanos, en cierto grado, tenemos el don de la intuición (yo soy muy intuitiva y se me da muy bien lo de la videncia), basándonos en instintos o presentimientos, sin llegar desde luego a una conmoción mental ni a caer en el pozo del exceso, porque los del agudo sentido de la intuición y grandes videntes son unos pocos que habitan ese mar misterioso y que nos resultan verdaderamente enigmáticos y sorprendentes con sus aciertos hasta el punto de hacernos modificar el ritmo de la respiración. Pero, repito, todos somos intuitivos y a veces ejercemos este regalo sin pretenderlo, casi sin darnos cuenta porque está ahí, otras agudizando la mente, escrutándola casi con disciplina y haciendo cabalgar a la propia voluntad entregándola de lleno a ello.
¿Por qué entonces con relación al don de la Fe, tantos y tantos seres humanos se quejan de que Dios les olvidó a este respecto? ¿Por qué piensan que sólo unos pocos privilegiados reciben ese don? No hay privilegios porque Dios nos quiere a todos por igual, y cuando escucho a algún fanático religioso decir con vanidad que es un privilegiado por tener esa dádiva, me repatea el alma hasta el infinito (como me repatean los que presumen de ateos como si fuese un título honorífico), porque Dios, como a él, no te ha olvidado. El olvidado eres tú. ¿Acaso tú, amigo lector, has dejado en tu corazón un sitio para Dios? ¿Has disciplinado a tu espíritu para pensar todos los días de tu vida en tu Creador aunque sean cinco segundos diarios? ¿Prestas atención y disfrutas de todas las maravillas que te ofrece la vida y das gracias por ello? ¿Has echado alguna vez una mirada a la Biblia? ¿Rezas con frecuencia? ¿Hablas con buena voluntad de Dios alguna vez con tus amigos? ¿Cuando reclinas cada noche tu cabeza en la almohada, cierras tus ojos derrotados por el trabajo sin más pensamientos? ¿Intentas regresar a tus creencias religiosas porque sientes interiormente que esta vida hueca, de consumo inútil y vacía no te da la felicidad que buscas? ¿No te arrepientes jamás de ninguno de tus actos? ¿Sabes escuchar a quien te habla de religión, de la muerte, del más allá? ¿Alimentas tu espíritu o sencillamente crees que la vida es nacer, crecer y morir sin más? ¿Por qué hablas abierta y públicamente y con tanta seguridad de que Dios no existe, si jamás has leído nada que te lleve a Él?
Pues aunque no lo creas, ahí está el don de la Fe, para todos. Lo que no es de recibo es que no hagas absolutamente nada de esto y pretendas que te llegue la ofrenda porque sí, rascándote el ombligo y mirando al techo, de espaldas a intentar creer, sin reflexiones ni análisis, con una visión muy corta sobre Dios (si es que alguna vez piensas en Él) y esperando que la Fe te caiga del cielo como el maná. Ahí es nada.
El don de la Fe Dios nos lo ha dado a todos, pero unos nos esforzamos por entender y aprender y otros pretenden que, sin trabajarlo ni estudiarlo ni preocuparse, los magos Dynamo y David Coperfield en un toque con la varita mágica les llenen de Fe la estrechez de un corazón blindado, mientras continúan con total desinterés en ese invierno de desamor que sólo ellos han elegido, porque, amigos míos, la Fe no se edifica en el aire. That is the question.
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