Artículo publicado ayer, 09/06/2015, en el diario La Provincia/DLP


DE TODO UN POCO

Donina Romero

¿DAR O NO DAR CONSEJOS?

Decía Confucio que “si no enseñas algo a una persona que podría aprovechar la lección, pierdes a una persona. Si intentas enseñar algo a una persona que no quiere o no puede aprovechar la lección, pierdes tu tiempo. El sabio no pierde ni personas ni tiempo”. A pesar de conocer esta cita desde mi juventud, pretendo convencerme una y mil veces que ponerme en el papel de pasota, cuando alguien me cuenta sus problemas, es el modo idóneo de no aumentar mis niveles de preocupación, pero se me incrementa la solidaridad y trato de acudir a su llamada intentando enseñarle alguna lección para minimizar su asunto.

Y viene a colación la cita de Confucio al recordar que hace poco, en una pequeña reunión entre mujeres para resolver un problema de una humilde familia necesitada de todo, una señora, que se le veía que estaba atravesando un mal momento sentimental y doloroso, mostrábase derrumbada y con una grandísima capacidad para llorar sin lágrimas, comentando con la razón amotinada que la vida se había cebado en ella e insistiendo en que solamente le había traído males y desengaños familiares en general.

Otra señora, a su lado, transmisora de calma y tranquilidad, por ayudarla le comentó con gestos pausados y sin ánimo ofensivo, “quizá habrá sido porque las cosas no son como tú quieres que sean. Igual si pensaras menos en ti y más en los tuyos que te quieren, todo te iría mejor”. Y la llorona, con sus facciones adquiriendo de pronto rigidez, sin contemplaciones le espetó con un airado, “¿me vas a sermonear a mí, que sé lo que he vivido? ¡Ya quisieras tú ser con los tuyos como yo lo he sido con los míos!” Sospeché de inmediato que el momento se podría poner peor y decidí intervenir desviando la conversación a otros temas. Lograda mi intención me juré a partir de ahí no dar jamás un consejo sin antes pensármelo dos veces, pues no tengo necesidad de esquivar ataques de gente que, además de ingrata, no lo necesita. Así es que volví a Confucio recordando su famosa recomendación, “nunca des consejos, y menos si no te los han pedido”. Que tengan un buen día.

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