Artículo publicado el pasado martes, 24/11/2015, en el diario La Provincia/DLP


DE TODO UN POCO

Donina Romero

PIROPOS DESACERTADOS

Mi amiga Luci (persona real pero nombre ficticio) es muy sentimental para todo lo que represente un sentimiento noble y toque su sensibilidad como mujer, y como creo que cada persona es única y singular desde el momento que nace y de igual modo dueña de sus silencios y esclava de sus palabras, aquí va, rompiendo este tono divagatorio, la anécdota que le ocurrió a Luci hace unos días en un grupo de amigos y en el que servidora estaba presente.

Su esposo, hombre simpático donde los haya, obsequió con bellos piropos la voz de una conocida cubana cantante de boleros, ya fallecida, y de la que es admirador hasta la saciedad. Luci también canta boleros en su casa y entre amigos, pero a capella, a palo seco, y creo que lo hace francamente bien, así es que harta de tanto halago a la fenecida bolerista, se adjudicó para ella misma un bonito requiebro ya que su cónyuge era incapaz de ello. Pero el marido en lugar de mostrarse galante quiso hacerse el gracioso, comentando de su consorte que al lado de la trovadora cubana su voz era parecida a la de un pájaro chirringo con gripe.

Dicen que la improvisación es la esencia de la agilidad mental, y así Luci, descorazonada y helada como el agua de un tallero, con su toque de genio le soltó con los ovarios por delante y sin contemplaciones (encochinada), “el mismo pájaro chirringo que tienes tú dentro de los pantalones, pero sin gripe porque el pobre se murió hace tiempo”, dejando al pariente amarillo como un mantel guardado durante mucho tiempo y con los ojos como chopas de vivero.

Al oír esto el hombre, no se desangró de pena ni se cogió el tole para la calle (arrancando la penca), pero sí que respiró el oxígeno necesario para tragarse tal “lisonja” que creo que se mereció al cien por cien por tonto, ya que entiendo que en ese momento no le costaba nada un bonito floreo que dejara a su esposa con el sentimiento de amarlo aún más y no de pensar en cambiarlo por un camello sin verlo. Y es que a quienes dicen este tipo de “galanterías” desagradables habría que mandarlos al quinto de los hinojos, porque demuestran tener la inteligencia obstruida (tupida) para estos detalles. Y como suele decirse, “más bonito se está callado”. Ay, Señor, qué cosas…

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