Artículo publicado ayer martes, 16/08/2016, en el diario La Provincia/DLP
DE TODO UN POCO
Donina Romero
MUJERES CON CURVAS
Parece que ahora nuestra sociedad comienza a darse cuenta y a dejar atrás aquellos paradigmas de la mujer con “el cuerpo perfecto”, delgadísima y con las impuestas y famosas medidas 90-60-90, para dar paso a otro estereotipo femenino cada vez más accesible y flexible, o sea, rellenitas pero saludables. Para nada se exige ahora a la mujer con una delgadez extrema, falta de salud y con un trastorno obsesivo del miedo a comer, e incluso para algunas hasta llegar a perder la vida por causa de tales perjuicios alimenticios. Sabemos de muchos famosos y no famosos que fallecieron de hambre porque comenzaron con la bulimia y pasaron a la anorexia, esa horrible e inmoderada restricción de alimentos, por la constante obsesión de estar delgadas, llegando incluso a pesar menos de cuarenta quilos.
A los gloriosos y renombrados diseñadores o proyectistas les importaba un carajo que a sus chicas tal enfermedad mental les provocara el deterioro de su salud física y cerebral, permitiendo que esa bola de frivolidad absoluta creciera y las carcomiera día a día, año tras año, simplemente para poder lucir sus creaciones, sus diseños mariquitusos, engañándolas hasta hacerles creer que así eran modelos de belleza perfecta, ¿?, cuando la realidad es totalmente falsa e irreal.
En mi subjetiva consideración, he llegado a creer que a lo largo de estas tres décadas los medios de comunicación han tenido mucho de culpa, al andar todo el santo día proclamando y venerando tal figura ideal femenina. ¿Figura ideal ser flacas como tollos, sin pechos ni caderas y trasero como una tabla? ¿Figura ideal con piernas como habichuelas con las que casi no pueden ni sostenerse de pie? ¿Figura ideal con esos lastimosos brazos con sólo hueso y piel? Menos mal que ahora esos renombrados creadores se están dando cuenta de que las curvas femeninas son hermosas, que estar rellenitas no significa perder su femineidad, ni es un castigo sino un regalo para la salud… y para los ojos masculinos, que las miran con júbilo y sin llegar a creerse lo que ven: una mujer-mujer. Por fin los modistos han cambiado la bisutería por la auténtica joya: la mujer de senos turgentes, con caderas como bizcochos lustrados de Moya y brazos fuertes para abrazar, bellos cuerpos para aumento de riesgo de infarto en los hombres que, pobrecitos, han tenido que padecer la visión de mujeres como verguillas, cuando siempre tiraron por las buenorras, porque así les gustan más que una panchona sancochada y les aumenta el caudal de sangre en el corazón.
Volver a comer platos de cuchara y una buena fuente de frutas variadas, un estupendo filete con verduras, y si se presta, unas papas arrugadas con mojo encarnado o verde, al menos para mí, ha sido como salvarlas de un naufragio. Estas nuevas modelos de pasarela me han dado tanta alegría como recuperar el carné de conducir después de una infracción, porque ahora sí que son mujeres para enmarcarlas. Faltaría más!
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