Artículo publicado hoy martes, 11/10/2016,en el diario La Provincia/DLP


DE TODO UN POCO

Donina Romero

ESTA FRÍVOLA SOCIEDAD

Sé de gente que aún intenta continuar reflejándose en el espejo de su juventud, sin tener ninguna visión sobre el envejecimiento y la belleza interior, y así andan ellos y ellas sin aceptarse, buscando desesperadamente soluciones reparadoras que, muchas de las veces, dejan sus rostros con las facciones antinaturales y casi extravagantes, sin importarles lo más mínimo los resultados porque lo único que les hace sentir bien es verse bellos, más atractivos y más jóvenes.

Pero la culpa de todo esto la tiene nuestra frívola e insubstancial sociedad que sólo se preocupa de que tienes que ser y estar siempre guapo, y de que debes demostrar con lujos y derroches la prosperidad de tu economía, o sea, un laberinto con pocas entradas espirituales. Y me pregunto, ¿cómo no se dan cuenta de que sólo se trata de un espejismo?

Lo lamentable, entre otras cosas, de este mundo veleidoso, vacuo, superficial, hueco y materialista que triste y desgraciadamente nos ha tocado vivir, es esa obligada proyección que rige al cerebro, como a un ganado de ovejas, obligándole a creerse que lo realmente importante en esta vida está en gastar y demostrar al prójimo que con firmas reconocidas, marcas mundiales y carísimos placeres, “yo soy más feliz que tú”. No quiere decir esto que no disfrutemos de los buenos goces que nos ofrece la vida, y que renunciemos a concedernos caprichos, a viajar cuanto podamos, etcétera, porque el epicureísmo, el deleite, son muy humanos, que ya lo decía Napoleón Bonaparte, “no puedo vivir sin champán. Si venzo, me lo merezco; si pierdo, lo necesito”.

Y es que con o sin dinero, siempre hay una buena razón para disfrutar de las deleitaciones que nos ofrece nuestro camino por este bello y difícil planeta, como por ejemplo abrir una botella de cerveza y brindar por la vida. Que no es poco. Y además, para muchos-muchísimos, este es un brindis exquisito y barato. Y si en Canarias se le añaden unos chochos y unas carajacas acompañadas con pan bizcochado de matalaúva y unas aceitunitas del país, ¿quién da más? Ahí es nada para el asombro de tanta gente trivial y fútil. Que tengan un buen día.

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