Artículo publicado el martes 20/03/2012 en el diario La Provincia/DLP


DE TODO UN POCO

Donina Romero

LOS PESIMISTAS

Tengo un amigo estupendo y con gran sentido del humor, pero que a pesar de ese jovial y jocoso carácter alberga pensamientos muy pesimistas sobre esta existencia, creyendo que es una andadura llena de decepciones y dolores. Su alegría de vivir contrasta con la herida que para él representa la subsistencia, y le escuece el alma la sombra que cubre a tantos desafortunados seres humanos.

En una película, y no recuerdo cuál, oí decir que “lo peor de dejar este mundo no es que no haya nada después, sino que haya otra vida igual que ésta”, lo que me cayó como un torrente de agua fría, pues mi pensamiento quedó momentáneamente dominado por tal aseveración, poniéndome además la carne de gallina tan erizada como pensar en hacer reformas en la casa.

Porque vamos a ver. Digo yo (y lo digo subjetivamente y desde la fe) que hablar de esta vida de forma tan peyorativa (lo discuto mucho con él) cuando nos ofrece cosas tan maravillosas, es como tirar al cubo de la basura un paquete-regalo con brillante lazo conteniendo en su interior un diamante del tamaño de un garbanzo, aunque también comprendo que en ciertas cosas no es para estar más contento que el alivio de un luto.

Entiendo que a veces se tienen problemas que pueden llegar a hacerse insostenibles, y que en el engranaje de nuestras vidas tanto aparecen amaneceres grises y soleados, como días con aromas dulces y otros amargos, pero creo que todo ello es el hilo conductor de nuestro paso por esta vida terrenal, que ya tendremos tiempo de gozar eternamente de la otra donde todo será una maravilla sin imperfecciones, porque ya se sabe que no podemos disfrutar totalmente de lo dulce si antes no hemos probado lo amargo. También es cierto que la injusticia y la pobreza que padecen muchas personas, incluido ese desgraciado Tercer Mundo, es incomprensible ante tanto bienestar en casi el resto del planeta, pero los ciudadanos de a pie no somos culpables de tamaña tragedia, pues creo que es cuestión de política y ahí no nos dejan entrar como quisiéramos. ¿No dicen que a veces el dinero que entregamos para ese fin se queda por el camino? Y es que la vida es así y no hay que emigrar a otros sueños.

Y decirles a mis queridos lectores que tengo abierta una exposición de mis esculturas y pintura en el Club La Provincia (calle Murga, entrada libre), hasta el 30 de este mes, donde me agradará poder saludarlos.

Sumario: Ver la vida con un tono sombrío no es bueno para el alma.

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