Artículo publicado el martes pasado, 17/07/2012, en el diario La Provincia/DLP
DE TODO UN POCO
Donina Romero
LA TECNOLOGÍA
No cabe la menor duda de que estamos viviendo una época en la que el interés, casi adoración, por la tecnología se está convirtiendo en el centro de nuestras vidas y, lamentablemente, tal pasión no me parece que tenga una mirada positiva hacia nosotros y nuestro entorno, o sea, familia, amigos, etcétera, porque aunque siempre está bien ensanchar los horizontes culturales, dudo mucho que esta ceguera fanática al final no nos corte definitivamente las emociones y la imaginación, es decir que a la larga será probablemente un obstáculo que nos hará introvertidos, con falta de vitalidad y energías, ya que tantas horas diarias navegando por este mar misterioso de los “Ipod, play-station, Iphone, Ipad, Internet, game-boy, nintendo, facebook”, etc, el cuerpo se entumecerá y nos modificará hasta el ritmo de la respiración, y la salud física (columna, coxis, etcétera) quedará hecha gofio y la mental se irá desvaneciendo lentamente como una puesta de sol, pues quedará sólo desarrollada para estos menesteres. Tengo amigas que mientras entablamos una conversación amena, la mente la tienen en otro lugar y los dedos no dejan de teclear mensajes.
Afortunadamente no es mi caso, pues servidora uso el ordenador, por ejemplo, lo justo y necesario para mi trabajo literario (entre otras cosas porque soy torpe (tronca, rebenque) para estas técnicas), pero tengo amigos que no se levantan del asiento ni para la hora de cenar. Según me cuenta mi amiga Rosaluz (nombre ficticio), su desespero para que el marido haga vida familiar y no esté tan pegado a esta tecnología, llegó al punto de gritar, “¡fuego, fuego, que arde la casa!”. Y el pariente, con el organismo perturbado por tantas horas de tecnología, del tremendo susto saltó corriendo del asiento buscando agua para apagar el incendio. Y no es broma lo que les cuento.
Y es que esta nueva bolsa (cartucho) de cultura se ha convertido, a mi juicio, en un movimiento sectario y fanático, en un clima cultural diferente (esto es indudable) que ha hecho facilitar el trabajo, las conexiones sociales y personales, ampliar la cultura, etcétera, pero qué quieren que les diga, a mí me basta con un ratito, sin rozar la desmesura, y el resto para vivir la vida con los míos. Que tengan un buen día.
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