Artículo publicado ayer martes, 24/07/2012, en el diario La Provincia/DLP
DE TODO UN POCO
Donina Romero
AHORRAR, PERO SIN EXAGERAR
No es que este sea un tema de apasionadas discusiones, pero sí para compartir esta reflexión con quienes son propensos a comprar barato, porque a veces tales adquisiciones pueden resultar peligrosas además de más caras. Hay personas ahorrativas, buenas compradoras y hábiles para encontrar montones (purriadas) de gangas, pero no sé si ello es cuestión de suerte, porque ya se sabe que a veces la suerte nos favorece o nos abandona, o simplemente que donde ponen el ojo ponen la bala. La pasada semana salí a merendar con una íntima amiga a quien le gusta encontrar “chollos” de lo que sea, más que comer con los dedos.
Y eso que no tengo quejas de su generosidad porque a desprendida no hay quien la gane, pero su tendencia a buscar oportunidades la orienta siempre hacia carteles de tanto por ciento de descuento, y lo increíble es que encuentra cada ganga que nunca acabo de sorprenderme. Y no es que sea una compradora de sueños, porque lo que busca es tangible, lo encuentra de sorpresa (manganilla) y lo adquiere.
A mucho menos de la mitad de precio topamos esa tarde con un jersey de firma, de un color favorecedor, que a ella le encantó y a mí también, pues además somos de la misma talla, pero le di luz verde porque lo vio primero y lo adquirió rápidamente y sin disimulos, así que allá que nos fuimos ambas a la cafetería comentando la ganga que había encontrado.
Mientras esperábamos a que llegara el piscolabis, mi amiga sacó de la bolsa el jersey para recrearse en él, pero viendo un trocito del estambre sobresaliendo de la patente, tiró con fuerza para arrancarlo y, oh, sorpresa, en lo que el gato se frota el bigote, la patente desapareció como por encanto. El impulso inicial fue detenerse encorajinada (rascada) ante tal pasmo, pero ya metidas ambas en el desconcierto y la risa, casi carcajada, como dos bobas (toletas, totorotas), continuamos tirando del hilo por la curiosidad (novelería) de ver hasta dónde llegaba el desastre y comentando la mala puntería que, esta vez, había tenido.
Paramos de tirar del estambre cuando arribó el refrigerio, pero aún entre risas y con un trozo de tortita con nata en la boca, deduje en buena lógica que comprar barato a veces puede salir muy caro. Que tengan un buen día.
Sumario: La prisa por comprar barato puede traernos situaciones desagradables.
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