Artículo publicado hoy martes, 11/09/2012, en el diario La Provincia/DLP
DE TODO UN POCO
Donina Romero
DORMIR MAL
No poder conciliar el sueño fatiga el organismo, perturbándonos de algún modo este juego complicado que es el vivir. Afortunadamente no me ocurre con frecuencia, pero tengo amigas que duermen solamente de dos a tres horas en la noche mientras el esposo, al lado, como un coloso de Rodas, se adueña de la cama y ronca que huyen hasta los gatos de la calle, y eso, en tal situación, puede producir más una inclinación al asesinato que a cánticos de buenos deseos, porque pasar la noche con los ojos abiertos como un búho al acecho es siempre una erosión para el organismo.
Y ahora ocurre que con los tres hijos emancipados, sin preocupaciones cotidianas, un momento agradable de vacas gordas y un marido estupendo, me viene el insomnio y ataca sin avisar (por suerte pocas veces), poblándome el pensamiento de una sucesión continuada de ideas que galopan a una velocidad imprevisible y en tanta cantidad que deberían ser para dos o más cabezas, mientras la sensación de impotencia por no poder dormir se va adueñando de mi sistema nervioso -que siempre está a la defensiva- y entonces es la pescadilla que se muerde la cola. ¡Ni que tuviera que dar una conferencia al día siguiente en el Paraninfo de la Universidad sobre la creación del tenedor en el siglo VIII!
Pero vamos a lo que vamos. Ya sabemos que el sueño lubrica el cerebro y le da capacidad para disfrutar del resto del día, con lo que consigue que en el sistema nervioso se desarrolle una gran energía para la actividad de la jornada. Pero el insomnio es un enemigo declarado y rebelde que tortura en horas de reposo y logra agotar hasta al más premiado culturista, pues sin dormir no somos nadie y el cerebro parece de serrín. Ya lo dice el refrán, “querer no es poder”, y ante nuestra impotencia y tan grave como inquietante problema, sería estupendo que se inventara una ¿vacuna? efectiva contra el insomnio o que al menos mitigara esa carencia de energía después de lidiar con la falta de sueño en una batalla que es casi una pesadilla. Ni los masajes de reflexoterapia ni esos famosos de chin-yang, con toallita caliente y frotaciones en el cuerpo con bambú te dejan dormir plácidamente cuando el sueño es un amigo rebelde. Pero cuando nos llega esa maravillosa placidez nos importa un rábano que las palomas, para un alivio
, se descarguen en el balcón de nuestro salón.
Ay Señor, qué vida ésta …
Sumario: No dormir o dormir mal siempre es una erosión para el organismo.
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