Artículo publicado ayer martes, 23/10/2012, en el diario La Provincia/DLP


DE TODO UN POCO

Donina Romero

MUJERES VALIENTES, REINAS DE SU TRONO

Quizá la mujer con carácter asuste un poco con su voz como el graznido de un cuervo (algunas), o con esas energías redobladas que nunca se desvanecen como el humo, más un aire severo en su rostro que ni puesto al bañomaría se alivia o descongestiona, casi como la “señorita Rotenmeyer”.

Pero ¡viva la mujer con carácter! que lleva metido a sangre la responsabilidad, el orden y el concierto, la mujer que no es capaz de gemir más de un “¡ay!” aunque se parta (escoñe) por una ladera hacia abajo y se rompa el fémur, porque la mujer con carácter nunca tiene tiempo para sumergirse en el dolor de una nadería, puesto que ella y la vida son inseparables como el lunes y el martes y hay que sacar la casa adelante, su personalidad es una rueda de fuego cuyas chispas tienden al curro, al ahorro, a devanarse los sesos para hallar soluciones a cualquier problema ante los que no se enrolla como una cochinilla, a saber marcar distancias, a correr a marcha de tren para que le dé tiempo a todo, a enfrentarse a una injusticia ciudadana o a la protesta de un hijo rebelde y adolescente (galletón) y al mismo tiempo es tan amable como un enfermero que te pregunta de qué lado quieres la inyección. Y aunque parezcan más feas que la culpa, conozco a mujeres de fuerte carácter que, gracias a ello, han sabido encaminar a hijos torcidos, a hacer de un duro diez pesetas hasta el punto de (aún sin laborar fuera de casa y con sus ahorros) ingresar dinero en una cuenta bancaria que estaba más calva que una sandía y gracias al esfuerzo de no dejar nunca el portamonedas limpio como un peeling ni a dar caprichos (antojos) innecesarios a los hijos.

Me gustan las mujeres de carácter fuerte que tienen un yo qué sé que es como un qué sé yo cuando asoman en la familia y fuera de ella la bandera de la paz con autoridad (porque ya sabemos que sin ley todo son tinieblas), las que levantan barricadas ante su personalidad y no permiten ser tratadas como un juguete, las que no se quedan mudas ante las injusticias sociales, las que denuncian abusos de cualquier tipo, las que ponen con decisión cerradura (fechadura) al consumismo, las que no son falsamente modestas, las que no aguantar a parejas que las maltratan, las que en momentos difíciles sacan fuerzas de donde sea para salir adelante, las que con esa lucha diaria ganada a pulso, y sin apergaminarse, se merecen el respeto de los demás, las que saben que pararse es morir (abicar) y no están dispuestas a ello porque ya lo dijo el poeta: “caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. Que tengan un buen día.

Sumario: Me gusta la mujer valiente que sabe enfrentarse a los avatares de la vida y nada la arredra.

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