Artículo publicado el martes pasado, 13/11/2012, en el diario La Provincia/DLP
DE TODO UN POCO
Donina Romero
EL GEN QUE ALARGA LA VIDA
Desde luego no soy la persona más indicada para cuestionar estos descubrimientos, pero estoy viva, las ideas son libres y la materia de la reflexión es la palabra, que por algo Descartes trituró el pensamiento del existir con su “cogito, ergo sum”: “pienso, luego existo”. Hace poco he leído que el elixir de la longevidad ya funciona en ratones porque un grupo de científicos norteamericanos ha descubierto un gen que les alarga la vida y que así mismo alargará la vida de las persona mayores de edad. Y desde luego no es éste un asunto baladí, pues hemos nacido para morir y en medio está el vivir, aunque creo que a pesar de esos descubrimientos de la ciencia, la vida siempre será breve como una pompa de jabón…, pero con aroma si estos científicos lograran quitarle a esas edades a los humanos la introversión y la falta de vitalidad e hicieran que continuaran entregados totalmente a sus emociones y con una mente imaginativa, que el frío nunca descendiera hasta sus extremidades y que el calor subiera a sus inmersiones mentales para darle sentido a sus vidas y brindarles alegría. Pero si les alargan la vida con una hernia de hiato, con híper o hipotiroidismo, de digestiones pesadísimas con excesiva acidez gástrica, de sordera parcial o total, de cataratas oculares, Parkinson, Alzheimer, etcétera, dígame usted para qué quieren ese descubrimiento que les alargará más el sufrimiento propio y el de la familia. Al menos yo lo canalizo de este modo. Sí que sería maravilloso que tales científicos mejoraran para estas edades la compleja maquinaria de la materia gris, o sea, las cañerías de la azotea: la confusa actividad mental, el dolor psíquico, el misterio del cerebro, que incrementaran la alegría y el buen humor que reducen los triglicéridos y son un excelente combustible que siempre lleva al positivismo y lo transmite a los demás, darles una mente perspicaz y receptiva…, en fin, “detalles importantes” que les sacaran de la trinchera del aislamiento, como si la vida fuera un paréntesis cerrado. Y quizá insisto tenazmente en ello porque creo que un cerebro despoblado de reflexiones y percepciones está cercenado, como con un bisturí certero, y de nada le servirían tales descubrimientos.
Deseo acabar este razonamiento subjetivo y personal diciéndoles que dos cabezas piensan más que una y, por consiguiente, mi punto de vista escéptico puede ser cambiado por otro punto de vista mejor razonado…, que de la discusión sale la luz. Que tengan un buen día.
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