Artículo publicado hoy martes, 18/12/2012, en el diario La Provincia/DLP
DE TODO UN POCO
Donina Romero
CRUELDAD CON LOS ANIMALES
En alguna parte de mi cabeza quedó un pensamiento de Arthur Schopenhaure que no se ha podido borrar. Decía que “quien es cruel con los animales no puede ser un hombre bueno”. Y servidora de ustedes, después de ver lo que he visto en televisión sobre el maltrato a los animales, puedo asegurarles que existe más gente mala, malvada y perversa de lo que nos imaginamos. Sólo un mal nacido puede inferir tanto daño a seres irracionales e indefensos que solamente escuchan la voz de su amo y les entregan sus vidas hasta la muerte, llenos de fidelidad y amor hacia estos salvajes dueños que de no haber nacido pudo ser el mejor de los favores. Salvajes de alma cruel, de fuerza bruta y razón sinrazón, atropellando con despotismo a estos pobres seres.
Caballos totalmente desnutridos, con los huesos dibujados bajo la piel sucia llena de parásitos y heridas y las patas temblorosas, perros cubiertos de llagas, famélicos, con los desorbitados ojos del hambre y el miedo en la mirada, sin agua donde saciar su sed, sin alimentos con que saciar el hambre, con los cuerpos destrozados y presos del agotamiento, esperando en aquel rincón oscuro y lleno de heces que la figura del amo tirano apareciese para mostrarles una vez más su amor y fidelidad.
Excavaba aún más mi dolor observando la conducta de aquel orondo y fiero amo, que expulsaba de sus dominios a los cámaras de la televisión que le reprobaban su vil acción. Con una andanada de insultos defendía su terreno, y su insolencia era como una ofensa inferida a los televidentes. ¿No hay cárcel para este tipo de individuos? Rezongaba de mi propio enfado y sin poder hacer nada ante tamaña conducta. Pensé que el hombre es quien ha sembrado el odio y la maldad en la tierra con sus envidias, rencores, calumnias, celos, egoísmos, ambiciones desmedidas, traiciones, falsedades, injurias…, y que por ello también existen estos maltratadores con corazones que no pueden estar sanos porque no lo están sus emociones, porque sus almas desconocen la sensibilidad de amar al prójimo y a los animales. Que ya lo decía Confucio, “la auténtica bondad es un bien escaso”. Vivir para ver…
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