Artículo publicado hoy martes, 24/12/2013, en el diario La Provincia/DLP
DE TODO UN POCO
Donina Romero
DIOS ES LA GUINDA DEL PASTEL
Tampoco es que hoy quiera sumergirme en profundidades ni entrar en polémicas, pero creo que en estos malos momentos que vivimos, son muchas las personas que pasan demasiado tiempo cuidando de su cuerpo, diría que un tiempo que roza la desmesura, pero, lo que es peor, olvidando el cuidado de su alma, su desarrollo espiritual. Y aunque todos sabemos que el alma sólo pueda verla Dios, apartarse de ÉL es malo para el espíritu y una pena dar testimonio a los demás de una conducta frívola en una andadura por un camino ancho y carretero y al mismo tiempo aislado, sin Dios, como si la vida solamente fuese un paréntesis cerrado donde exclusivamente caben los pensamientos dedicados a hacer realidad ese laberinto de experiencias mundanas recorriendo la sangre, incluso con comportamientos poco apropiados y sin entender que, según Santa Teresa de Jesús, “sólo Dios basta”.
No digo yo que sólo Dios baste, porque la vida está llena de sorpresas agradables y vivir es una realidad hermosa y tangible, pero creo que DIOS es la guinda del pastel, la respuesta a las dudas de todo tipo, la Fuente donde beber cuando la insatisfacción, la desnutrición cerebral y moral, la certeza de la muerte, se albergan en los corazones con una sensación creciente de impotencia, de sentir que la fábrica de los sueños se ha cerrado y no quedan oportunidades. DIOS es la Fuerza para saber controlar las pasiones terrenales, y hacernos entender que el derroche, los lujos, el sexo, los vicios, no son la parte más importante de nuestra existencia humana y que creer en el Cielo, creer en la vida eterna le da sentido a la vida.
Sí, DIOS es una enorme sacudida de energías que penetra en la conciencia y en los corazones de forma gratificante, y creo que no hallar ni un minuto del día para pensar en ÉL no es una decisión acertada. Debemos anhelar sentir diariamente a Dios, aunque solamente sea un minuto dentro de las veinticuatro horas del día, y arrimarnos con fuerza a ese afán, porque es notar el corazón habitado por la esperanza, por la dicha de una eternidad junto a ÉL. Y vale la pena. Alguien dijo que “la necesidad o el deseo de que suceda un hecho concreto, aumenta la probabilidad de que ocurra”. Así es que no debemos aplazar tal encuentro con Dios nuestro Señor, porque si no será tarde para cuando se baje el telón de la vida. Amén. Queridos lectores, les deseo a todos felices fiestas, paz, salud y sobre todo fe para este Nuevo Año 2014.
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