Artículo publicado hoy, 09/09/2008, en el diario La Provincia /DLP


                                           DE TODO UN POCO
Donina Romero
                                           CARAMELILANDIA
         Existe un pensamiento chino que dice que “cuanto más sabio te haces, más comprendes lo poco que sabes”, y también otro que afirma que “cuando uno pierde la juventud lo pierde todo”, con los que servidora de ustedes no estoy de acuerdo en absoluto porque aunque la juventud es la etapa más hermosa de la vida y es triste despedirla, la acumulación de años (y goteras, para qué negarlo) sirve para algo en esta desasosegada existencia, pues la sabiduría en la que entramos con la ayuda de los años no la adquirimos leyendo libros sino a través de las experiencias de la vida, aunque esto pueda parecer una frase hecha y de tan oída nos maree más que un hamster caminando en una ruedita.
         Alguien (pesimista por supuesto) dijo, con cierta exageración, que “media vida son problemas y la otra media está para superarlos”, con lo cual fue más atrevido que asistir a una boda sin ser invitado, ya que además de no  dejarnos nada de positivo para esta vida, nos pone la mente negra como el regaliz, pues asegurar tamaña barbaridad es como hacerlo de un lagarto afirmando que no le gusta tomar el sol sobre una piedra caliente. Y aunque nadie tiene asegurada la felicidad (y no cabe duda de que en algún momento de nuestra breve existencia hemos tenido más problemas que bañadores), y que en otros muchos momentos hemos mirado los paraísos que nos ofrece el mundo con ojos de gato frente a una pescadería, porque nos gustaría tenerle gastadas las alas a los aviones recorriendo el planeta Tierra, la vida nos ha traído cosas hermosas puesto que en sí misma es una aventura  -como siempre ha sido desde que el sol calienta-, aunque por ello algunos equivocados piensen que haya que vivirla deprisa porque es muy breve y se desvanece como una puesta de sol.
         “Caramelilandia” -como servidora la ha bautizado-  no es un lugar ni un país, ni siquiera un perenne estado de ánimo, sencillamente es un modo de ver y sentir la existencia que no es rosa ni de ningún otro color pero sí apasionante como una aventura en África, aunque a veces haya que hacer juegos malabares para seguir viviendo porque es más rara que Copito de Nieve y tan incómoda como una prótesis dental recién estrenada, pero nunca un aplauso forzado porque los buenos momentos que pasamos en ella son muchos más que los malos, aunque no sea un eterno crucero por el Caribe ni siempre un lago apacible ni vivamos todos con el lujo de la tienda de un beduino, porque ya sabemos que a veces Caramelilandia es como es  y, de vez en cuando, nos regala alegrías y otras nos da un capón que nos deja callados como un higo chumbo (tuno) o con un susto como el gofio en polvo cuando se nos va por el gallillo viejo. Así que ni es tan bonita como un domingo de Ramos ni tan difícil como un puzle, con sus días de buena y mala suerte, unas veces traca y otras cohete (volador) mojado, unas veces dura, haciéndonos pasar las brevas de Tirajana y fastidiosa (jodelona) hasta llenarnos la pipa (cachimba) y otras arrulladora. Sencillamente se trata de estar al borde de las lágrimas y al borde de la risa…y en medio la presión arterial ascendiendo y descendiendo debido a las jugadas del destino: el hilo de la vida que se enhebra entre luces y sombras. En fin…, gocemos aquí y ahora de nuestra existencia, de nuestro día a día, de este momento fugaz que es la vida, pues mañana quizá ya no tengamos la fuerza para ello. Aprovechemos esta “Caramelilandia”, como de un caramelo de limón agri-dulce, que siempre será menos malo que si no nos pagan la nómina. Que tengan un buen día.

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