Artículo publicado ayer, 09/06/2009, en el diario La Prpvincia/DLP
DE TODO UN POCO
Donina Romero
¿ABORTAR CON 16 AÑOS SIN AUTORIZACIÓN?
Desde luego lo que tengo claro es que no soy de derecha ni de centro ni de izquierda, sino de mi marido, de mis hijos y de Dios. Por lo tanto, rompiendo hoy mi mutismo de mi personal opinión sobre la ley del aborto sin autorización a los dieciséis años, no vengo aquí a defender la causa sino muy al contrario a recriminar dolorosamente la locura de un Presidente del Gobierno español y de parte de su equipo (porque creo que no todos los Zapatero piensan igual), que por recibir el reconocimiento y los votos de gente liberal permiten una ley cobarde y sin contrición, sin pesadumbre, sin aflicción, donde niñas con sólo dieciséis años pueden abortar sin el consentimiento de sus progenitores, autorizando así a enfrentarlas a la decisión personal de matar a la criatura inocente que llevan en su seno y encaminarlas a un destino que puede ser incluso la muerte para ellas. Una absoluta barbaridad.
Así es que hoy estoy con mi cólera en estado de ebullición y mi mente desconcertada, pues lo que en un principio creí ser víctima de alucinaciones al leer tal proyecto de ley, resultó ser cierto y asqueante, casi nauseabundo. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que unos señores ateos y agnósticos, opuestos a las leyes divinas y sin preocupación por la vida de estas criaturas dirijan el control de nuestra existencia, sin darle importancia al pecado (parece ser que hoy el pecado no existe, y así va el mundo) ni a un muerto más o un muerto menos? Me preocupan mucho estas niñas que no tienen experiencias de su paso vital por el mundo que les ha tocado vivir, sin confianza en sus progenitores y ocultándoles su desasosiego, su tribulación, su congoja, sus miedos, y que influidas por estos políticos irresponsables caigan inocentes sobre la camilla de un frío quirófano, con la soledad, el secreto y el miedo recorriéndoles la sangre adolescente, envueltas en el pánico y en el silencio ante un dolor físico que no se imaginan, rechazando con llantos a un fruto del amor o de la pasión juvenil y con la falta del calor humano a su lado, de la madre amiga, del padre amoroso…
Imagino que estos señores dirigentes para actuar así es que no han pensado en sus hijas, porque creen que el grave problema no les va a tocar a ellos. Pero señores políticos, este inquietante dilema también les puede ocurrir a ustedes, ¿y qué harán si una de sus amadas hijas adolescentes muere en la provocación del aborto o se queda tocada de por vida por tal acto irreparable? ¿Superarán ustedes el drama familiar dado el fuerte sentimiento patriótico que les invade? ¿No se les perturbará el ego defensor de la patria, a pesar de ver a su criatura de dieciséis años sumida en una gran depresión y en la mente la constante imagen del aborto como una taladradora?
El problema me asusta como una abeja cerca, rondándome, y espero que esa supina ignorancia de la que alardean no les caiga en su propia cara, porque esa boca tan llena de saliva para mítines, ofrecer y prometer se les quedaría más acartonada que una jarea y mascando en seco. Señores gobernantes, han demostrado ustedes con este decreto tener falta de luz cerebral, además de constituir un grupo de seres irreflexivos para quienes el mando gubernamental se les queda demasiado grande, porque olvidan ustedes que esas niñas, adolescentes hoy, son nuestras mujeres del futuro, las que se incorporarán al mercado laboral, artístico, sanitario, financiero, político,…, y las queremos sanas y no hundidas para siempre en el pozo de un mal sueño y unos irreversibles remordimientos.
Que somos muchos los encabritados por tan ligero como espantoso proyecto de ley. Y no les deseo como acostumbro, señores políticos que tal cosa proponen, que hoy tengan un buen día. ¡Faltaría más, carajo!
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