Artículo publicado ayer, 29/06/2010, en el diario La Provincia/DLP


                                       DE TODO UN POCO
Donina Romero
           EL CORO DE LA ORQUESTA FILARMÓNICA DE G.C.
El pasado sábado (26 de junio), al asistir al último concierto de la temporada que nos ofrecía la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, me llevé una sorpresa que provocó mi curiosidad al encontrar en las escalinatas que llevan al Auditorio, de pie, a la intemperie y portando una pancarta de protesta, a nuestro estupendo Coro de la OFGC vestido con su uniforme de gala pero con la boca de todos sellada por unos esparadrapos blancos (ya sabemos que a veces los silencios dicen más que las palabras). Uno de los miembros me ofreció una hojilla, que leí rápidamente para preguntarle qué pasaba. Como era el único que no llevaba esparadrapo, entablé una breve conversación en la que me explicaba que la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria (y según la hojilla) “tiene sumido al Coro en un olvido institucional con una muestra permanente de desprecio, y que ha sido deliberadamente sustituido en este último concierto por la Coral Andra Mari de Errentería, y que además será llevada dicha Coral a Granada el 1 de Julio con la OFGC”. Me comentó que sólo habían participado en dos conciertos de abono en toda la temporada porque la Fundación OFGC no quería que cantaran.
    Aquella información y la protesta silenciosa de unos cantores que ponen toda el alma, el color y el calor en los conciertos (doy fe del reconocimiento del público, además del de grandes directores de orquesta, y de la buena crítica desde sus comienzos allá por el año 1994), hicieron que, ya sentada en mi butaca, me hirviera la sangre, me invadieran distintos sentimientos mezclados de indignación y que aquella visión me mortificara, pues no daba crédito a ver cómo nuestro querido Coro se pelaba de frío en las escalinatas requiriendo justicia a su ninguneo, mientras era sustituido esa tarde por aquella Coral peninsular, traída desde tan lejos (unas 70 personas) con caché, avión, hoteles, etcétera, para cerrar la temporada de abono y encima llevárselos a Granada, y por supuesto no ser mejor que nuestro Coro que no tiene nada que envidiar al resto. Y si, como se comenta, lo han relegado por problemas presupuestarios, ¿cómo se entiende que sí lo haya para tan descomunal gasto? Como no entiendo nada de esto, agradecería que nos informaran a los abonados en qué radica verdaderamente el problema (donde hay humildad, hay sabiduría). Los miembros de nuestro Coro, según ellos, sólo piden CANTAR (cada uno de los coristas está incorporado con estabilidad al mercado laboral y bien remunerado), porque su gran amor a la música les ha llevado a quitarle horas al ocio para llenarse de disciplina y sacrificio, porque CANTAR es lo que les llena el espíritu, se sienten comprometidos con lo que les gusta y saben hacer. Esa tarde, el descontento del público canario en general se demostró al ser abucheada la Coral peninsular (y no porque fuera mala, todo lo contrario) y ser poco aplaudida por unos cuantos ajenos al problema. Sé que alguno saldrá a decirme que no me meta donde nadie me llama, y quizá tenga razón, pero no estoy dispuesta a levantar un muro ante tal problema, porque el Coro de la OFGC es nuestra gente y tenemos los grancanarios el deber de coronar sus esfuerzos con nuestro apoyo, así como los responsables el deber de sostener y promocionar a nuestros coristas. Y no es que servidora esté buscando una llaga para meter el dedo, sino que simplemente creo que no se debe abandonar a nadie cuando necesita ayuda, y más aún cuando este último concierto, por derecho, le correspondía realizarlo a nuestro Coro. Que tengan un buen día.

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