Artículo publicado ayer martes, 05/07/2016, en el diario La Provincia/DLP
DE TODO UN POCO
Donina Romero
LA MUJER DE HOY
Difícil me resulta abordar la personalidad y el modo de entender la vida de la mujer de hoy. En la época en que vivimos, parece que se ve en la mujer una clara resistencia a no quedarse en el hogar como una encantadora y anónima ama de casa, y esto ha quedado demostrado en las últimas décadas: el trajín de la vida, las prisas, el consumismo, el trabajo fuera de casa y así un largo etcétera, que han ido erosionando la sensibilidad de la mujer actual y la ha apartado de ese mundo mágico que es el hogar, dulce hogar. Así es que con tales ingredientes no es extraño que la dama, sin pretenderlo, quede atrapada en las redes de esta vorágine que es el vivir de hoy, a pesar de que en lo más profundo de su ser sienta el deseo de una dedicación completa al hogar, porque así lo vio en su amada madre, casi consumidos sus días encerrada en su casa y atendiendo de lleno a la familia.
Hoy, esta idea es tan imposible como intentar contar las nubes con exactitud. Actualmente, a muchas de estas costillas de Adán les encantaría quedarse en sus lares para vivir con honda plenitud la atmósfera apacible de un hogar, pero a veces las cosas no son como ellas quieren que sean porque la vida de ahora ha dado un giro de 180º comparada con la de sus progenitoras: vivir se ha encarecido exageradamente, los hijos demandan muchos gastos, la hipoteca no las deja dormir como los ángeles y así no les queda más remedio que intentar boxear la vida con habilidad, sin que nadie les haya enseñado cómo hacer esta heroicidad, que es más complicada que encontrar una lentilla en un lavabo lleno de agua.
Está claro que la vida no es un cuento de hadas, y para las medias naranjas de hoy menos aún, porque además del cumplimiento diario de su trabajo fuera de casa, se afanan en educar y cuidar de los hijos, darles amor e incluso mostrarles dureza porque a veces es necesario para su educación, vigilar sus amistades, atender al marido… y todo ello intentando no transmitir su cansado estado de ánimo, aunque tengan los nervios como un avispero. Y encima se les exige glamoor, estar siempre arregladitas y con la fuerza necesaria para seguir luchando.
Sí, a la mujer de hoy hay que respetarla más que nunca, porque es valiente y no elude sus responsabilidades, ya que en su primer plano mental está la misión de lanzarse de cabeza a cumplir su objetivo: la familia y el trabajo, por ese orden. Y lo logra. Y todo ello sin red de seguridad. Que tengan un buen día.
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