Artículo publicado ayer martes, 11/12/2012, en el diario La Provincia/DLP


DE TODO UN POCO

Donina Romero

¿EL QUE MUCHO ABARCA, POCO APRIETA?

Este es un dicho que he oído muchas veces y con el que no estoy en absoluto de acuerdo porque, ¿qué me dicen entonces de los grandes artistas del Renacimiento? Los artistas renacentistas eran creadores que lo hacían todo, eran polifacéticos, heterogéneos, diversos, variados, apretaban mucho y abarcaban más, en unas cosas eran maravillosos y en otras no tanto, porque la perfección sólo está en Dios, pero todo en ellos era ARTE al fin y al cabo. Y aún hoy estos virtuosos continúan estando muy valorados. ¿Por qué entonces un arquitecto, un abogado o un médico no puede ser al mismo tiempo un buen pintor y saber tocar el piano, escribir poemas y además ser un manitas fabricando muebles caseros? ¿Por qué esa manía de censurar al que mucho abarca y creer que poco aprieta? Lo que viene a decir que “mejor una cosa bien hecha que cuatro mal”. ¿Y por qué han de estar las cuatro mal y no bien, y además ejercer con sobresaliente la profesión, sea la que sea? La genialidad es un don de los dioses, aunque a algunos envidiosillos les resulte este privilegio más incómodo que un espejo empañado. Y aún me parece más admirable y asombroso cuando una obra (escultura, pintura, música, novela, poesía, etc) se termina (perfectamente) en un corto periodo de tiempo, porque yo a eso le llamo genialidad.

El afamado articulista americano sobre arte James D. Granger decía que “los largos periodos de tiempo necesarios para crear no son producto de un genio sino de un currante que, eso sí, repite y repite hasta el cansancio hasta lograr la perfección deseada”. El gran Picasso pintaba en un día hasta tres y cuatro cuadros con una generosa actividad física y no retocaba las obras. El magnífico como desgraciado Van Gogh pintaba al aire libre dos y tres obras diarias y de gran formato, y ahí están hoy sus cuadros valiendo un pastón, aunque él, pobrecillo, no vendió ni uno en su vida. Louis Montgomery, el conocido psiquiatra neoyorquino, fue casi más conocido por sus esculturas y pinturas que por su respetada profesión. Y así un largo etcétera. Y no es que servidora esté en posesión de la verdad, ni muchísimo menos, pero creo que la genialidad es una dádiva divina que no todo el mundo puede entender. Por lo mismo, me acerco mucho al pensamiento del periodista y escritor Joseph Riang, quien dice que “la genialidad no es lo que está detrás o delante de ti sino lo que está dentro de ti y tienes el privilegio de plasmarlo en un instante”. Que tengan un buen día.

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