Artículo publicado ayer martes, 21/06/2011, en el diario La Provincia/DLP
DE TODO UN POCO
Donina Romero
¿EL DESTINO ESTÁ ESCRITO?
Decía el poeta musulmán Omar Khayyam que “tu destino está escrito y ninguna tachadura lo modificará”, mientras que servidora de ustedes tengo una opinión en la que no estoy de acuerdo con tal afirmación, porque si lo creyésemos a pie juntillas (que nunca he sabido lo que significa “a pie juntillas”), ¿para qué molestarnos entonces en buscarnos el día a día, en tener inquietudes y aspiraciones y una cadena de deseos si supiéramos que “lo que está escrito es lo que será y no hay más, por mucho que nos empeñemos? Creo que tal aseveración sería terrible para tantos y tantos seres humanos que cruzan como palomas los caminos del aire buscando otras orillas, cargados de ilusiones y con las quimeras sacudiéndoles la mente y el corazón. ¿Para qué molestarnos si ya el rico nace y muere rico y el pobre nace y muere pobre?
Un cambio importante en un momento determinado nada tiene que ver con la providencia sino quizá con la suerte o las circunstancias, y no veo razón alguna para considerar que sólo el hado es el dueño absoluto de la vida de un ser humano. Y si creemos en una sentencia que reza,”el éxito supremo en el trabajo se obtiene sólo a través del esfuerzo y la perseverancia”, veremos que somos nosotros mismos los que creamos nuestro destino.
No sé ustedes, queridos lectores, pero servidora no creo en un destino donde sólo te espera el dolor y se desespera la esperanza de buscar y no hallar. No creo en el destino donde sólo hay cabida para el desánimo y el desaliento. No creo en el destino de nacer y morir desafortunado o nacer y morir entre algodones, porque entonces todo sería injusto ante tan abismales y desiguales oportunidades. Sí creo en la estrella que nos buscamos nosotros, creo en que quien se empeña lo consigue, creo en que el destino sólo se obtiene a través de las experiencias, creo en que todos tenemos derecho a modificar el curso de nuestra existencia si así lo deseamos, y creo en que todos tenemos medido el tiempo de la vida, y que la barca no se hunde hasta que le llegue el momento del naufragio, pero mientras, “permítanos, señor DESTINO” buscar nuestros caminos y arribar a la orilla que más nos guste”. Que tengan un buen día.
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