Artículo publicado ayer martes, 28/08/2012, en el diario La Provincia/DLP


DE TODO UN POCO

Donina Romero

BAR- PISCOLABIS INSÓLITO

Por los alrededores del parque de Santa catalina hay una pequeña cafetería a la que acude mucha gente, porque además de tener un ambiente agradable la comida es estupenda y el personal atento y eficiente. Servidora me he acercado alguna vez por allí cuando salgo a caminar con mi beatífico y virtuoso esposo, para reponer fuerzas, y siempre caigo con alegría en la lectura de alimentos que se encuentran en la carta plastificada y que reposa sobre cada una de las mesas. Las faltas de ortografía campan a sus anchas y aún después de tantos años los propietarios no han cambiado ni una tilde ni una coma. Lean lo que ofrece.

“Solo se sirve en el almediodía”, “pulgitas” (“pulguitas”), “sanguiches mistos”,”emvutidos”, “ensaladiya rusa”, “aceitunas bariadas”, “jamón serano”, “queso Fidadelfia con hanchoas y bacon crugiente”, “champiñones revozados”, “bueltas espesiales de la casa”, “begetales de pata y de verros con queso tierno”,”ensalada de tomates con aceite de oliba y horégano”…, etcétera. Y ya para rematar, “has tu vatido con la leche que prefieras, a elejir”. No sé a ustedes, queridos lectores, pero a mí me entra siempre un no sé qué de risa que es como un qué sé yo de carcajadas, porque tendrían que ver las caras de asombro y las algazaras y jolgorios de los que caen por primera vez por allí, sobre todo de los que parecen secos de carácter y que dan ganas de ponerlos en remojo como a los chochos.

Estoy segura de que a todos los clientes tal lectura nos reduce el colesterol malo y los triglicéridos, aliviándole el mal humor a más de uno y de paso disminuyéndole el riesgo de infarto.

Como no me atrevo a preguntar y deseo alejar cualquier sombra de duda, nunca sabré si es una estrategia de los dueños de la cafetería para aportar un poco de alegría al ambiente, pero sí sé que para vivir y aguantar este mundo que está más feo que disimular un agujero en la pared con arena y masilla, este tipo de inusitadas cosas no sólo no es criticable sino que resulta como un soplo fresquito que nos deja abatatados y olvidándonos de este planeta loco, loco.

Y que Dios me los “vendiga”, mis “ijitos”…

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