Artículo publicado el martes, 08/02/2011, en el diario La Provincia/DLP
DE TODO UN POCO
Donina Romero
VESTIR BIEN YA NO SE LLEVA
Ejercitando mi derecho a opinar libremente, me atrevo a meterme en un tema con huecos para reflexionar. Hoy, vestir bien, es algo que ya sólo queda en el recuerdo. Gran parte de esta juventud va vestida más rara que cultivar boniatos (batatas) en un acuario, y aunque servidora los respeto, no deja de asombrarme que no se den cuenta de que se están perdiendo la juventud sin lucir su palmito, vistiendo una moda vulgar (chabacana), tan alejada de lo que es un mínimo de elegancia y que nos ha asaltado como acometen los abejones. Porque no me digan ustedes, queridos lectores, que un muchacho puede enamorar a la chica de sus sueños vistiendo unos pantalones vaqueros rotos, deshilachados y desteñidos, a media pierna y tres tallas más grande que la suya, caídos hasta la mitad del trasero (como el famoso Cantinflas), con una camiseta negra con una calavera blanca pintada, unas cholas que ni para la playa, cuatro pendientes (zarcillos) en una oreja, un pircin o como puñeta se escriba, en la lengua, otro en el labio inferior, y para rematarlo todo el pelo cortado con una cresta superengominada y, a veces, de color verde o roja (encarnada), porque aparte de verlos más difíciles que unas oposiciones, me niego a creer que con esta caprichosa excentricidad y apariencia, puedan atraer a las jovencitas (pipiolillas). Vamos, yo me quedaría soltera.
A mí me parece que esas vestimentas más que de seducción parecen un castigo, y juraría que ni a ellos mismos les gusta, pero creen que es cuestión de quedar estupendos (“chachis”) ante las nenas, aunque el resto de la sociedad nos quedemos en estado de schock. Y me pregunto, ¿quiénes son los diseñadores que imponen estas modas y que deberían huir del país por reírse en las propias narices de estos jóvenes? La juventud, la aventura de ser joven, es tan bella como un poema y no descubro nada nuevo si digo que hay que lucirla y no esconderla en esta moda carnavalesca, que ya habrá tiempo de que les giman los huesos cuando cientos de lunas les invadan la piel y tengan que renunciar a cualquier esplendor. Que tengan un buen día.
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