Artículo publicado el martes, 12/01/2010, en el diario La Provincia/DLP

                                        DE TODO UN POCO
Donina Romero
                                       MALOS DIVORCIOS
    A veces no da uno crédito a ciertos divorcios de millonarios donde el despecho por ser abandonados por su pareja les hace caer en lo más bajo de los sentimientos: la venganza. Según he leído en el “Reader’s Digest”, en las estadísticas de divorcios casi nunca las mujeres desean que la situación matrimonial acabe en un infeliz desenlace, pero que las circunstancias las obligan a pedir con urgencia tal trámite para desembarazarse de ciertos mosquitos que les hacen la vida imposible, porque deben tener malos genes o quizá porque sus ritmos mentales están muy bajos. Pero hay divorcios y divorcios. Entiendo que cuando el cerebro de la pareja no es un depósito de comunicación ni de razonar las cosas, lo mejor es que cada uno coja su camino, pero lo triste es que ciertas separaciones (según la publicación) las provoque un tipo de hombres con un desorden en su conducta, que abdican de sus responsabilidades familiares y que sólo aspiran a estar sentados en el trono del hogar, porque dado su estatus económico y social se aficionan, hasta el vicio, a un hedonismo con despilfarro de gastos “para ellos solitos” que claman al cielo: masajes carísimos, ausencias inexplicables del hogar en hoteles de cinco estrellas, clínicas de belleza y adelgazamiento, gimnasios, perfumes, cremas de firma, manicura y pedicura ¿?…,e incluso algunos caprichosos han tenido la desfachatez de alquilarse, durante ocho y diez años, caros apartamentos en otro lugar del mundo a donde iban a evadirse ¿? semanalmente de domingo a jueves y sin opción a que sus ingenuas esposas pisaran “su santuario”. ¡Caraduras!
Y parece que encima estos personajes, instaurada la política del terror en casa, exigen servilismo incondicional porque les tienen chalet, jardín y buen servicio, y se convierten en enemigos declarados con cambios de humor, negándoles la palabra y la mirada durante meses a las esposas que los cuidan incluso en sus largas enfermedades, inhalando soberbia y rencores si las sufridas cónyuges, con carácter y valentía,les exigen respeto enfrentándoseles, lo cual les perturba el ego y ya tenemos la fiesta montada: gritos, portazos, cortes de manga, exabruptos, amenazas, alguna caricia a la yugular… y otra vez los señoritos a vender “su falsa santidad” entre amigos y familiares, que como no viven con ellos, se lo creen, porque a buenos actores no hay quien les gane. ¡Hay que ver! Entiendo que un día ellas, hartas del maltratador adinerado, abandonen la jaula de oro dejándolos plantados.¡Toma ya! Lo malo es que a tales personajillos (merecedores de la más absoluta repulsa de la sociedad) “su honor ofendido” les deja la razón perdida, y se vengan llevándolas a juicio y ofreciendo para ellas ¡cero euros!, a pesar de los años de matrimonio y dedicación, incluso con bodas íntegramente costeadas por los padres de las novias. Y viva la pepa. Y lo que es peor, ya abandonados y con tanto dineral, se atreven a dejar a la familia cuatro y cinco meses sin pasarles alimento ni dinero, retirar todo el servicio y a ofrecer en juicio 250 euros para cada hijo y sin costear los carísimos colegios en su día elegidos por ellos, y que encima paga la madre con la manutención dictaminada por el juzgado.
Pero así y todo recurren juicio tras juicio para dejarles el mínimo a sus hijos, falseando su patrimonio, ocultando sus activos para dejar sus cuentas bancarias casi a cero (lo cual me parece un acto de cobardía y mezquindad), además de la crueldad de bloquear cerraduras para que las esposas no tengan acceso a todo lo que les pertenece, quedarse con los regalos de boda, y mentir a todos diciendo que las han dejado económicamente de maravilla cuando lo que pretenden es hundirlas por venganza y resentimiento hacia ellas.Creo que estos inmaduros sujetos no merecen ser respetados por nadie. ¿Será cierto lo que dice la revista, que estos personajillos suelen ser seres cargados de traumas infantiles? Supongo que sí, y que algunos repiten los patrones de sus padres, separados por nefastas actitudes de ningunearse y de un terrible trato entre ellos. Afortunadamente, para muchas mujeres, hay otros divorcios dignos y generosos (hombres ricos, buenos y caballerosos, incluso sencillos empleados o funcionarios que por sus hijos se desviven y respetan a la madre de sus hijos, y sin que un juez les obligue a ello), porque entienden que en la vida hay que saber perder y que el divorcio tiene diferentes grados y niveles que hay que vadear con inteligencia, porque el buen camino de una separación es sólo cuestión de generosidad y respeto, sin irreflexivas actitudes, ya que apartar el odio y la venganza, principalmente por los hijos, es una meta que vale la pena alcanzar. Ay, Señor, qué cosas…

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