Artículo publicado el martes pasado, 03/04/2012, en el diario La Provincia/DLP


DE TODO UN POCO

Donina Romero

EL ROMANTICISMO

Tristemente he de reconocer que, con los años, parte de mi romanticismo ha desaparecido, lo que de vez en cuando me somete al asombro, porque siempre creí que tal sentimiento era un camino de rosas cuyo aroma moriría con nosotros. Y me afecta el alma que aquellos fuegos artificiales de mi juventud se hayan casi apagado en el éter, y ya sólo queden rescoldos porque el tiempo ha ido erosionando mi sensibilidad romántica que, quizá, fue excesiva en su momento.

Por eso me sorprende ese milagro de la vida cuando hombres y mujeres, entrados en los setenta y ochenta años y solos sin compañero/a, con el mismo impulso romántico de su juventud desean fervientemente encontrar pareja, y cuando la encuentran les emana una dosis tan elevada de romanticismo, manifestado con tal entusiasmo y delicadeza, que a mí me toca la fibra más sensible de mi espíritu. Recuerdo que hace unos años iba servidora por Mesa y López cuando tropecé con una amiga que paseaba a su nieto de ocho meses e iba con su padre (viudo) y la novia de éste. Como orgulloso bisabuelo, insistía en que su bisnieto era un calco de él mismo, pero sin dejar de mirar con entusiasmo y embobamiento (como un palomo buchúo) a la amada de hermoso cabello cano y con tantos años como el enamorado, a quien miraba con adoración (como una paloma arrebatada), centrados ambos en sólo vivir el presente y quizá recordando lo que alguien alguna vez dijo,”el pasado pasado está y el futuro no existe”.

Con una efervescencia llena de romanticismo, el novio acarició la mejilla de la ruborizada prometida con un tierno, “¿ves? Si también hubiera sido tu bisnieto de sangre, el niño sería todavía más guapo”. Creo que no hace falta explicar que la poesía se revelaba en aquellas dos almas que gozaban de toda la plenitud de su amor, concediéndose el tiempo que cada uno de ellos se merecía, y a mí me alegró que me transmitieran aquel momento de arrebato que, una vez más, entre la gente mayor, cuando se enamoran, edifican una alegría en el aire que se extiende como un vals de Strauss. Y es que el romanticismo es uno de los pequeños milagros de la vida, y siempre una carantoña para el alma. Que tengan un buen día…

Sumario: El romanticismo le da un toque de colorido e ilusión a nuestras vidas.

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