Artículo publicado hoy, 11/01/2011, en el diario La Provincia/DLP


                                      DE TODO UN POCO
Donina Romero
                        TOMARSE EL MUNDO CON HUMOR
Ahora que estamos más o menos con el corazón al revés, viendo cómo está cambiando este mundo loco, y a pesar de buscar fórmulas de emergencia para ponerle orden, todavía hay quien se lo toma con humor y nos reanima el espíritu ante tanta desgracia. Ayer, junto a mi beatífico esposo, comentaba con un matrimonio amigo (los dos una piedra de sal por su simpatía e inesperadas ocurrencias y padres de una parva de hijos) lo desesperante que está resultando este planeta tierra y al que no se le ve salida a un mundo mejor. Mi amigo, con un humor para ir a las olimpiadas si hubiera competiciones de ingeniosidad, gracia, chispa, me contestó con una lentitud de coche de pedales, “resignarme es lo único que se me ocurre para ser feliz. Y si no, mírame a mí, que me casé con una sirena y ya no le queda ni la cola, porque aunque la mire por los cuatro puntos cardinales no veo a la sirenita con la que me casé sino a un cachalote carnoso que, eso sí, me da calorcito en las noches de invierno”. Al oír tan inesperado como repentino “piropo” a la parienta, no pude reprimir una carcajada sonora pues tenía confianza para ello, y no habían transcurrido unos segundos cuando la esposa, con guasa pero rebelde, (panchona revirada), en lugar de empequeñecerse (acogotarse), esconderse (embujerarse) o de mandarlo a paseo (a jugar al boliche) le espetó, “y yo también estoy tan  resignada de que un día te vayas de este mundo, que a pesar de lo que te quiero ya te estoy preparando el funeral, para que no me coja desprevenida y evitar las prisas”.
No sé yo si mi augusto esposo, además de reírse de tales salidas, le vino entre ceja y ceja la misma generosidad hacia mí que tuvo mi amiga con su cónyuge, pero creo que no, porque me pareció ver en los hilos conductores de su germánica y bella mirada azul la seguridad de mi amor hacia él y el deseo de una vida larga y feliz a su lado. Y es que a pesar de que el mundo anda cada vez más peligroso y cada hora cambia más deprisa, para el amor siempre hay abundancia de días soleados y momentos festivos. Menos mal.

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