Artículo publicado hoy, 18/11/2008, en el diario La Provincia/DLP

                                               DE TODO UN POCO
Donina Romero
                                                PIELES MADURAS
     De los Principios de Confucio existe un excelente pensamiento que dice, “no opines sobre una cuestión mientras no la tengas muy clara en tu mente”. Y aunque me gusta ir por la vida con red de seguridad, no es este el caso pues hay cosas difíciles de exponer a los demás y hoy me atrevo porque las tengo muy claras, aunque mis lectores lo analicen como un concepto equivocado. Sé que lo que voy a exponerles ahora podrá parecerles asunto baladí, pero si lo leen con atención verán que no voy tan desencaminada y que no es tan nimia, fútil e insustancial la cuestión, porque creo que ésta se sale de madre y no tengo la intención de dejarla pasar.
     No dejo de leer y oír por ahí que las pieles maduras aparecen después de los cincuenta años, debido a la pérdida de colágeno, densidad, firmeza, etcétera. Y que para evitar que la piel sufra estos desastrosos efectos hay que combatirlo con “parches de pepino”, “agua de bambú”, “exfoliantes de hueso de albaricoque”, “mascarillas de naranja amarga”, “cremas de calabaza purificante” “nutritiva de aguacate y mango”, “hidratantes de uvas” y un larguísimo etcétera que hace interminable la lista de productos dirigidos a la piel y en la que, lamentablemente, muchas mujeres caen como bobas en el engañabobos. Y digo yo que cómo no se les ha ocurrido a estas grandes empresas de la cosmética la “mascarilla de gofio, aceite y azúcar”, que tanto nos gustaba de niños y que, seguro, al rostro no sólo lo dejará exfoliado (pelado) sino que lo limpiaría de toda impureza (espercudido), además de alimentarlo requetebién, y luciría la piel “madura” radiante de belleza.
     Y creo que estas “listillas multinacionales” deben alejar cualquier sombra de duda al respecto, porque vamos a ver, si el consumo de gofio en tiempos de guerra y de posguerra fue casi el responsable de la nutrición canaria, ¿por qué si las grandes multinacionales apuestan por “la cosmética natural”, no lo hacen también por nuestro gofito canario? Y además no sólo serviría como plan de belleza sino como remedio de botica, por ejemplo en cataplasmas para la tos, y de paso nos honrarían a los isleños con su confianza en nuestro amado producto canario. También podrían apostar por la “crema de púas de tuno”, “mascarillas de leche-tabaiba”,”hidratante de semillas de higos y brevas”, “nutritiva de espuma de leche de vaca recién ordeñada”,”plátanos escachados con azúcar y limón para el cuerpo”, “exfoliante de queso de oveja curado”… ¡Y rián p’al puerto! Porque hay que ver lo que nos venden a las mujeres y caemos por la ilusión de estar guapas.
     Yo no sé si esto es una tomadura de pelo al bolsillo ajeno, pero creo que hay que estar al lado del sentido común y no permitir que nos desangren los euros con tonterías como éstas. Particularmente creo que para el cutis “maduro” son más útiles las plegarias a la Virgen (que también es mujer y nos comprende) y una pasadita de aceite de oliva. Conozco señoras de ochenta años que sólo han usado toda su vida agüita del grifo, jaboncillo, y cualquier crema barata, y tienen la piel como la del culito de un bebé. Y es que quizá ellas, que vienen de vuelta de todo, le conceden a las cosas su justa importancia y piensan que por muchos potingues caros que te pongas, los años no te los va a quitar nadie. Las cosas son lo que son y no hay que darle más vueltas. Y aunque servidora también gasto en cremitas, no compro las de frutas porque no me fío de sus precios, y ni mucho menos del mogollón de esas “vitaminas” que les incorporan, porque vamos a ver, ¿quién nos asegura que dichas frutas no estaban caducadas y fueron compradas en ofertas de supermercados, mercadillos de tres al cuarto, llenas de achocaduras y con un solajero cascándoles encima? Ah…, that is the question. Ni que fuera uno boba.

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