Artículo publicado hoy, 21/10/2008, en el diario La Provincia/DLP

                                                  DE TODO UN POCO
Donina Romero
                                             ARROBA -PUNTO- COM
                                                     (en tono de humor)
         Amargos chochos… La verdad es que quizá me sienta un poco antigua en estas cosas de nuestra tan adelantada sociedad: escotes de vértigo en las calles, botellones, tuteos sin venir a cuento, amor libre, y un etcétera largo de conductas que me cuesta un gran esfuerzo comprender. Y entre ello, entender el ordenador. He de decir que a servidora esto del “arroba-punto-com” me pareció, en un principio, una bobada (totorotiada) o como una rara consigna o contraseña con la que había que tratar con agentes secretos con menos sentido del humor que un payaso con jaqueca. Y me negué a entenderlo, a pesar de los excelentes argumentos que esgrimían mis amigos escritores, sobre todo porque me parecía que entrar en aquellos galimatías latosos (potalas) sería para mí como hacerlo en una marea llena de seba, y mi inteligencia para estas cosas se me hace más estrecha que un pasillo de medio metro de ancho.
         Para poder comprenderlo y estar a la altura de las exigencias, no me quedó más remedio que adquirir los suficientes conocimientos después de ordenar mi cerebro y edulcorarme la realidad de mi aprendizaje a base de caramelos de menta, lo que no me quitó la llorona por el recuerdo (magua) de mi sencilla y maravillosa máquina de escribir Olympia, con la que enviaba mis cartas con sus respectivas direcciones, llegando fielmente a sus destinos. Así es que, a pesar de mirarlo de reojo (raspafilón, refilón), y empujada por la necesidad de los nuevos tiempos -pero sin ningún entusiasmo, con miedo (chirgo), enfadada (amulada) y un nudo de corbata en la garganta- me las entendí despacio (al golpito) con el ordenador y lo de la “arroba”, esa extraña a rodeada de un semicírculo largo “@” y a la que parece que le falta algo, como una ambulancia sin sirena.
         Lo del “punto” ya fue más fácil, pues es un signo gramatical conocido de siempre y amigo íntimo de nuestra infancia, desde que aprendimos en párvulos lo del “eme con la a = ma”. Pero el más extraño de todos ha sido el “com”, porque vamos a ver, el “con” con ene, siempre ha sido una preposición para darle coherencia a una frase, por ejemplo, “con tu pan te lo comas”, “con qué rapidez se vuelven a casar las viudas”, “era tan agarrado que se alimentaba con carosos”, “nació con el corazón al lado derecho”, etcétera. Pero el “com”, con eme, además de parecer una falta ortográfica da la impresión de que le falta alguna sílaba o una letra más, por ejemplo, “es falso com… un diente de madera”, “era un hombre incómodo, com… un asiento sin respaldo”, etcétera. De todos modos aquí estoy, comunicándome con los “arrobas, los puntos y los com” y no sé cuántas cosas más asombrosas y extrañas, y compartiendo esta curiosidad (novelería), aunque no se me haya despertado del todo, pues hasta la nueva dirección de correos por internet no es de mi gusto y no se acerca ni con mucho al gusto que siento irremediablemente por el beletén con gofio o a lo sabroso que resulta chupar el tuétano de un hueso, por ejemplo.
         Y aunque para servidora pasar de mi Olympia al ordenador fue un golpe (macanazo, rebencazo), entiendo que los tiempos han cambiado que es una barbaridad y que cada época tiene su proceso, su evolución, pero a mí este progreso (sí, lo reconozco, me siento arisca (erizo cachero) o tonta (toleta) ante ello porque no soy mujer amante de la técnica ni de los botoncitos para todo) se me hace cuesta arriba, a pesar de saberlo necesario. Pero es que como esta contraseña y el ordenador se han hecho tan imprescindibles que lo tiene y lo usa todo el mundo, aunque se viva bajo un techo de uralita, pues servidora también he puesto mi consigna en mi correo electrónico sin frases ni palabras a medias, sencillamente atadas y bien atadas para evitar confusiones. Pero en lugar de tener mi email con un doninaromero@.com, me estoy pensando cambiarlo por un cuatroesquinitastienemicama@.com porque estoy segura de que así me escribirían todos los niños del mundo, esos seres que son el tesoro más preciado que poseemos en este planeta tierra. Qué mundo éste…

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