Artículo publicado hoy martes, 01/02/2011, en el diario La Provincia/DLP


                                          DE TODO UN POCO
Donina Romero                             
                             DE PROFESIÓN: SUS LABORES
Desde luego está bien claro que todos somos un destino, un punto, un trozo del universo y que cada cual elige su hueco en el planeta Tierra, por lo tanto existe un rosario de mujeres que habitan este mundo que han elegido lo que les apetece en esta vida, con la satisfacción de quien ha conseguido la victoria. Y entre esta rueda de mujeres están aquellas a quienes se les llama peyorativamente “las marujas”, o para llamarlas elegantemente “amas de casa”, para mí un título colmado de amor y sacrificios. Las que trabajan fuera del hogar también tienen ensanchado el corazón de amor hacia los suyos, y a pesar de su independencia no dejan de preocuparse por su hogar (admirable porque tienen doble trabajo). Pero, aunque ya son las menos, cierto número de mujeres tienen hoy “de profesión: sus labores”. Y me parece triste que se trate de modo  despectivo a la mujer que optó por regalar su tiempo, su espacio y sus deseos a la familia.
Ayer andaba servidora en la faena de encontrar en una librería una novela que me habían recomendado. Cerca, una pequeña discusión entre dos mujeres (seguramente hermanas porque se parecían mucho) disparó la cólera de una de ellas hacia la otra diciéndole, “cállate, que tú sólo eres ama de casa y no entiendes”. Salieron del lugar, pero yo, que no supe a qué se refería, me quedé transpuesta pensando que esta sociedad, asaltada por el torbellino de las féminas ocupando puestos de trabajo, las ve injustamente como seres inactivos, llenas de días grises y aburridos horizontes y con la mente cerrada a la cultura y a las aspiraciones. Sin embargo, en una escala del uno al diez, en cuanto a disciplina, entrega desinteresada, ejemplares administradoras de la economía del hogar y el esfuerzo continuado, cansado y difícil del vivir día a día, habría que darles un veinte, porque ellas han elegido un compromiso personal, para darlo todo. Y yo a eso le llamo “manifestación máxima de amor y de generosidad”. Sea como sea, a la mujer trabajadora y al ama de casa hay que tratarlas con igual respeto y admiración, porque tanto una como la otra son el pilar del hogar y ejemplo de seres humanos. Que tengan un buen día.

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