Artículo publicado hoy martes, 07/01/2014, en el diario La Provincia/DLP
DE TODO UN POCO
Donina Romero
APRENDER A SER FELIZ
“Nunca es demasiado tarde para aprender a ser feliz”, reza un proverbio oriental. Todos en la vida tenemos malos momentos que, lamentablemente, no se pueden evitar, pero hay que saber superarlos y seguir adelante, porque si los vemos como una tragedia puede incluso costarnos la vida. Y no vale la pena. Afrontar los problemas, sean cuales sean, es de valientes, por muy duro que estos nos abofeteen, pero llevar a cabo pensamientos oscuros sobre qué hacer con tu vida es de cobardes, y esta última y terrible decisión solamente está en nuestras manos. Hay quienes no viven la vida como es y cómo viene, con sus luces y sus sombras, y caen en picado cuando algo les descoloca pensando en cerrarla de un portazo suicida para siempre. Craso error.
Está claro que la experiencia es la mejor maestra, así es que no hay que tomarse a pecho esos duros reveses que nos depara la existencia, sin desearlo ni buscarlo, y que cuando asaltan y nos vemos metidos en ellos son peores que el ataque de Pearl Harbor, porque al fin y al cabo aquí sólo estamos de paso: nacemos, crecemos y morimos. Y no hay más. Como creyente estoy convencida de que lo maravilloso nos será dado en el más allá. Yo así lo creo. Lo más importante en esta vida no son las riquezas, el sexo, los lujos ni el poder, sino conseguir ser una buena persona que no dañe a nadie, por mucho mal que nos hayan hecho, menoscabado, perjudicado (ya Dios se encargará de hacer justicia) e intentar ser sencilla y feliz: todo lo demás tiene menos importancia de lo que creemos.
La vida es un huracán de sonrisas y lágrimas por el que hay que entrar, cruzarlo y no esperar de ella más de lo que nos pueda dar. Entiendo que nuestra condición de humanos ya tiene su propia cárcel consigo, y quizá por ello procurar ser dichoso es una necesidad y una obligación para todos, porque la vida no es cuestión de hacer versos endecasílabos cada día, o de que el buen humor aflore en nuestra ánima nada más levantarnos, pero sí creo que debe de ser un manantial de deseos, estímulos, ilusiones y experiencias buenas y malas, dulces y amargas, jocosas y tristes, ácidas y mitigadoras, porque es el único modo de valorar que estamos aquí, vivos, y ya solamente esto es un privilegio. Que tengan un buen día.
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