Artículo publicado hoy martes, 10/01/2012, en el diario La Provincia/DLP
DE TODO UN POCO
Donina Romero
TRABALENGUAS
A veces sorprende oír ciertas conversaciones, ya sean lentas o encendidas verborreas, que llenas de rémoras encierran manifestaciones tan complicadas como un puzle y que no hay quien las entienda. Y también a veces con tales escollos pueden resultar divertidas y entretenidas como una copiadora en color, siempre que no rocen la desmesura de la comprensión. Hace unos días, estaba servidora de ustedes haciendo turno por número en una pescadería, cuando a mi lado una señora fue saludada con visible afecto por otra que acababa de entrar. Macarena (nombre ficticio), la última en llegar, cogió número y regresó junto a Anita (nombre ficticio), que iba delante de mí. Después de las salutaciones, intentaron resolver las dos el problema de las canas y lo latosas que son. Y ahí andaban ambas, tan entretenidas, cuando de pronto Macarena le preguntó a la amiga, M.- “¿ya te arreglaste con tu suegra, Anita?” A.- “Ay, Macarena, los agravios son muy difíciles de arreglar si la otra parte no pone de su parte”. M.- “Claro, porque me imagino que tu marido sigue estando más de parte de la madre que de tu parte, ¿no? A.- Por mi parte que siga de parte de la madre, pero que luego no se queje si no estoy de parte de él, porque por estar él de parte de la madre la relación nuestra está cubierta de nubes”. M.- “Es que si tu marido fuera inteligente estaría de parte y parte y así se acababa el agravio”. A.- “De parte mía que no quede, porque por mi parte se acababa esta guerra, aunque por parte de mi suegra me haya quitado el mando que yo tenía sobre mi marido”. ¿? M.- “De todas maneras son comportamientos que están fuera de lugar, porque si tu marido estuviera de parte de las dos partes pues…”
El pescadero llamó al siguiente número de turno y Anita se alejó hacia la nevera para elegir el pescado, mientras servidora con aquel engorro de palabras me quedaba atascada, con la mente en desorden, y olvidando qué clase de pescado había ido a buscar. Y es que ciertas conversaciones, como pliegues de acordeón y con poca coherencia, me obstruyen “parte” de las redes neuronales y no las tengo de mi “parte” en esos momentos. Qué le vamos a hacer…
Sumario: Hay conversaciones que pueden resultar divertidas o pesadas, dependiendo del tema y del conversador.
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