Artículo publicado hoy martes, 15/04/2014, en el diario La Provincia/DLP
DE TODO UN POCO
Donina Romero
CAMELLOS PROBETA
Ahora resulta que científicos de los Emiratos Árabes Unidos han logrado, según parece y gracias a las técnicas de fertilización in vitro, el nacimiento del primer y único por ahora “camello probeta”, e intentan que otras catorce camellas puedan quedar embarazadas por este método. Lo triste del caso es que estos rumiantes no lo harán bajo el fuego del amor ni les será apasionante como una aventura por Canadá, sino simplemente de una manera práctica y antinatural.
Por otra parte, me imagino que allá en Asia y con un calor de sauna, a las camellas les resultará este preñado más cómodo que un televisor en una bandeja giratoria, pero estimando que si los camellos las rechazan será porque les huelen a sahumerio de responso, y se sienten heridas porque además de que a nadie le amarga un dulce y el contacto carnal siempre es reconfortante, no pueden ahogar las penas cantándole a la luna. Quizá este asombroso método de fertilización in vitro sea para los científicos tan práctico como una barra de cocina para comidas rápidas, pero para las camellas es más misterioso que un biombo en una esquina ya que a ellas seguro que les gusta que su camello se les arrime como el gato al pescado, porque hay momentos en que tienen el tostador para cochafiscos y es un chasco que picándoles el cuerpo más que a un merengue lleno de hormigas, no tengan un maridar con el camello de sus sueños.
Lo peor es que al cabo de unos meses, sin comerlo ni beberlo, paren un camellito al que lamen cariñosamente, porque el instinto maternal lo tienen hasta las moscas, pero con idem detrás de la oreja pues no recuerdan “cuándo ni cómo pasó”, ni si hubo noche romántica y menos negra que el regaliz o sintieron en su interior fuegos artificiales con traca final. O sea, nada. Así es que con este método se quedan las pobres camellas con las cabezas hechas un espacio vacío y el cuerpo -después de haber parido- peor que un pinzamiento vertebral y como si les faltara algo…, vamos, como a un coche los tapacubos, y todo más decepcionante que una sopa demasiado caldosa.
Servidora estoy muy poco ducha en esto de los campos de la ciencia, la investigación y la tecnología (aunque lo admire hasta el punto de no cerrárseme la boca), pero pienso que en el baúl de la conciencia de estos científicos debería de haber un resquicio para respetar la ternura de estos animales, pues aunque crean que están exentos de inteligencia y sentimientos, seguro que echan de menos el puñito a la baifa del galletón del camello, aunque ya no le quede al mismo ni pelusilla en el bigote y el resto del cuerpo sea ya pelo pajudo y opaco. Igual piensan equivocadamente los científicos que la felicidad consiste en la resignación y no en las desordenadas pasiones o que no es de su agrado esa cultura exhibicionista. Lo que sí es cierto es que los animales no perderán nunca su capacidad amatoria y necesitan del amor como del calor del mediodía, aunque el corazón se lo quieran llenar de aristas y erosionarle su sensibilidad cuando lo pretenden disecar, porque sin amor no hay viento que les cante ni nada tiene sentido. Que tengan un buen día.
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