Artículo publicado hoy martes, 17/01/2017, en el diario La Provincia/DLP


DE TODO UN POCO

Donina Romero

LA BIBLIA

¿Qué otro libro existe en el mundo que sea más grande e importante que la Santa Biblia? Biblia significa “El Libro de los libros”, y ningún libro hasta hoy puede competir con él, ni siquiera tener la más mínima comparación, porque no solamente es el que a más lenguajes y dialectos se ha traducido sino porque ahí se encuentran todas las evidencias científicas, arqueológicas, teológicas, morales, históricas, geográficas, antropológicas, químicas, literarias, sociológicas, políticas, geológicas y un larguísimo etcétera, y donde además nos hace conocer la eternidad en nosotros, revelándonos que estamos hechos a imagen y semejanza de nuestro Señor. ¡Qué maravilla!

Tristeza me da de aquel que no conoce la bendita Palabra de Dios, porque la Biblia es el manual de instrucciones que todos deberíamos tener en nuestra mesilla de noche para saber y educar a la familia, a los hijos, para entender cómo vivir cristianamente, pero sobre todo para conocer la diferencia entre el bien y el mal y que Dios es el único legislador de lo que es bueno y es malo.

Hoy una gran mayoría de los seres humanos ha enloquecido y ya no sabe la diferencia entre la bondad y lo inicuo, lo piadoso y lo cruel, lo justo y lo injusto, la misericordia y la impiedad, el virtuosismo y la corrupción, la caridad y la avaricia, lo compasivo y lo execrable, porque actualmente parece que la inmoralidad, en todos los sentidos, es un logro de nuestra absurda sociedad, cuando realmente es el ejemplo de una sociedad que se está hundiendo en la depravación y en la tremenda corrupción. Y en la Biblia, en esas palabras fieles y verdaderas, podemos descubrir que solamente Dios nuestro Señor nos puede dar la verdad absoluta y el parámetro para poder vivir santamente.

Amigo/a, ¿no tienes fe? El único modo de adquirirla es leyendo la Biblia, profundamente, con toda tu mente, con todas tus fuerzas y verás como te llegará la paz interior que tanto necesitas y que sólo puede dártela Dios nuestro Señor (Juan 16.33). Tenemos que hacer la paz con Jesús, y prepararnos para el día de nuestra muerte dándole gracias al Hijo de Dios por haber pagado por nuestros pecados. “Yo soy la Resurrección y la vida. El que cree en mí no morirá eternamente”. “El que oiga mi Palabra y crea al que me envió, tiene vida eterna”.

Ahora que comienza un Nuevo Año para todos los cristianos, deberíamos volver nuestros ojos y nuestro espíritu hacia la Santa Biblia, este maravilloso libro que siempre en su lectura nos trae paz y un modo de ser mejores personas. Y reconciliémonos con nuestro Creador, porque no olvidemos que, en un día no muy lejano, estaremos delante de ÉL con nuestra realidad y nuestra conciencia de que somos pecadores y le hemos ofendido, de que hemos transgredido sus leyes y que por ello merecemos la muerte eterna. Recordemos que la paga del pecado es la muerte, pero si creemos en el Creador tendremos la vida eterna, ¡qué alegría!

En el nombre de Jesús, el Hijo de Dios. Amén.

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