Artículo publicado hoy martes, 17/04/2012, en el diario La Provincia/DLP
DE TODO UN POCO
Donina Romero
BUENOS VENDEDORES
Conozco a una mujer muy simpática, pequeñita como un bonsái y con una perenne sonrisa, que incorporada al mercado laboral desde muy jovencita es una vendedora nata que siempre ha trabajado en comercios de distinto formato y mercancías. La indiscutible valía de su quehacer para vender está más que demostrada, porque ella, que lleva esta norma a rajatabla, es capaz hasta de venderle hielo a un esquimal.
Ayer me contaba que hace unos años y trabajando en un establecimiento donde se vendía de todo (incluso cascos de motos), entró un señor a ver el local por curiosidad y ella, ni corta ni perezosa, le ofreció un casco de moto muy llamativo. El señor, confundido, le dijo que no le interesaba el casco porque no tenía moto ni carné, a lo que, decidida y con su peculiar sonrisa, le preguntó que de dónde era. “Italiano”-le contestó él. “¿Y dónde vive?-le preguntó ella.”En Tafira, en un apartamento muy espacioso”-le dijo. Contestándole ella, “Pues no me diga usted que si se comprara una moto “Ducatti”, que son las más elegantes y bonitas que he visto en toda mi vida, y le pusiera este maravilloso casco encima de la moto, al lado la bandera de Italia, y lo pusiera todo en un rincón del salón no le iba a resultar espectacular”.
Al buen hombre la idea le encantó y sin pensarlo dos veces se llevó el casco por valor de 240 euros. Él es un maestro pizzero muy conocido en nuestra ciudad, y seguro que tal decoración le ha quedado espléndida. Y es que hasta para saber vender hay que tener arte y simpatía, saber seducir con la palabra y transmitir que el cliente sienta la necesidad de llevarse la mercancía, aunque no le haga falta, porque la mecánica del cerebro humano es una caja llena de sorpresas y el ser terrenal necesita la estrecha relación, la conexión con quien le puede dar la seguridad en su posible compra, o como en el caso de la venta del casco, que con un toque de fantasía y convicción el italiano se llevó lo que no pensaba llevarse, y además se fue tan contento. Y es que un buen vendedor debe intentar siempre ser empático con el cliente, si lo que pretende es vender. That is the question.
Sumario: Es indiscutible que para saber vender hay que tener arte y simpatía.
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