Artículo publicado hoy martes, 29/01/2013, en el diario La Provincia/DLP


DE TODO UN POCO

Donina Romero

PEPE DÁMASO Y SUS 80 AÑOS

Dicen que hasta las estrellas más luminosas pierden brillo, pero no siempre ocurre así con ciertos artistas que nacen ya con la sangre empapada de arte y la certidumbre de morir amando el etéreo y al tiempo palpable mundo de la creación. A mí, particularmente, me gusta el artista de manifiesta personalidad, de apariencia peculiar opuesta al resto de los mortales, que muestra que es estrella y que aunque se sienta artesano, ejecutante del arte, no es sólo creador sino poseedor de una fuerte y aplastante individualidad. Decía Jean Wahl sobre los artistas, “este es el hombre, y él piensa y reina sobre su pensamiento”. Y así veo yo a mi buen amigo Pepe Dámaso. Conecté rápidamente con él desde el primer día que nos conocimos, hace ya muchísimos años, y he tenido el placer de tenerlo como amigo y como artista invitado en una obra teatral de mi autoría y dirección para la televisión canaria. Dámaso, con el paso del tiempo, como artista se ha hecho más nuestro, es “nuestro” artista por excelencia, y como virtuoso creador nos gustan los impulsos de audacia de su hermosa pintura, su vehemente voz que a veces es como una explosión de dinamita o un río de lava, su éxtasis de felicidad ante la vida, su mirada que no enmascara falsedades y ese Pepe rompedor de tonos divagatorios con abundancia de reacciones rápidas y palabras claras.

No habría logrado Dámaso llegar a ser el genial pintor que es si hubiera tenido escasa actividad laboral o pasara los días tumbado en la chaise longe viendo transcurrir la vida por delante. Lo ha conseguido exprimiendo el cerebro y oyendo durante la ejecución de sus obras música de violines en el alma, buscando la inspiración en el fervor del trabajo y ornando las jornadas de la necesidad imperiosa en lograr lo perfecto, sin eludir la responsabilidad de ofrecer al comprador lo mejor de su talento. Pepe cumple este año 80 primaveras con una vitalidad que aún hoy no quiere dosificar, disponiendo además de una gran fuerza para continuar creando y superar, en su lucha por la vida, los momentos difíciles de una enfermedad a la que valientemente le ha plantado cara sin disfrazar tal realidad y arrancándose con éxito de sus nocivas fauces.

Dámaso es toda una vida de inhalación de ideas y de esfuerzos redoblados, es el artista, nuestro artista capaz de adentrarse en un mundo de colores en el que, incansable, con furia creadora, persigue reflexiones hasta que salte la chispa del “eureka”. Huelga decir que con sus próximos ochenta años su capacidad innovadora está fuera de toda duda y que va con los momentos actuales, algo que no es fácil y menos a su edad, que ya lo decía la escritora Lidia Brusafferri, “la vida es un baile en el que pocas personas se mueven a compás”. Y Dámaso siempre ha llevado el ritmo.

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